Jornades de les llengües i cultures iberoromàniques




Aquests dies el nostre departament organitza les Jornades de les llengües i cultures iberoromàniques. Tenim molts convidats, dels quals quatre poetes. Un poeta en castellà, José Daniel Espejo, un poeta en gallec, Gonzalo Navaza, una poeta en asturià, Berta Piñán, i una poeta en català, Maria Josep Escrivà. L'organització d'aquestes jornades ja fa setmanes que dura i ens consumeix els dies, cosa que m'ha fet descuidar una mica aquest bloc, sobretot pel que fa a penjar-hi traduccions. Tornaran els dies de calma, espere. Mentrestant us deixaré un poema de cadascun dels nostres convidats.
Comencem per José Daniel Espejo.
Espejo, al seu blog, es mostrava sorprés que, del seu darrer llibre Música para ascensores, tothom destacara un poema: "Miguelito battles the Pink Robots", un dels poemes que també nosaltres hem triat per traduir amb els nostres estudiants. Més enllà de la conmovedora i brutal anècdota de la qual parteix, la veritat és que no és estrany que el poema cride l'atenció del lector. Comproveu-ho vosaltres mateixos.
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MIGUELITO BATTLES THE PINK ROBOTS

Yo que tanto sabía, sobre el papel, de la Nada
no sabía que la Nada consistía en despertarse
un lunes a las dos con la cama empapada
y que aquello fuera sangre, y que la sangre viniera
del útero de Charo embarazada de tres meses
de mi pequeño, mi amado, mi precioso hijo Miguel.

La Nada prosiguió en una sala de urgencias,
una médico que dijo que no había nada que hacer
y nos mandó para casa, a esperar un milagro,
durante dos días. Qué sabía yo, de la Nada,
o la Nada de mí, y ahí nos vimos las caras,
nos sacudimos bien. Y los días pasaron,
pero no como días normales hechos de tiempo,
sino como libros eternos, de páginas iguales.
Te dije tantas, tantas veces las mismas frases
que me dio miedo que te hartaras de mí.
Te dije agárrate, quédate ahí con la mamma,
te dije ven, o salta de este lado,
o dame la mano hasta que se olviden de ti
éstos que vienen a buscarte, y sobre todo
te dije, Miguel, tienes que ver esto,
tienes que ver esto, muchachito, vas a ver.

Entonces yo, que tanto había leído de la Nada,
me preguntaba sorprendido: ¿qué tiene que ver?
¿qué es eso que estás viendo tan valioso
ahora, tras tus cursos de la Nada,
tu licenciatura en Nada, qué hay que merezca
ser visto, que no te pudes perder?
Ah, era ésa una pregunta difícil.
Yo ya sabía la respuesta, pero aún
no podía formularla, y miraba
las montañas del sur de la ciudad
repletas de pinos tostados, los árboles de las aceras,
lo poco que a mediodía en julio se ve
sin gafas de sol ni haber dormido,
más que nada miraba las chicas,
las nubes en fuga, el cielo azul
y repetía: Miguel,
tienes que ver esto, cómo puedes decirme
que vas a dejarlo todo, que te largas
a estudiar el lenguaje de las sombras
con todo lo que tengo que enseñarte,
con todo lo que aún no has visto por aquí,
pequeño Miguel.

Y llegó el jueves como llega
hasta en las pesadillas el final de la escalera
y te vimos moverte en una ecografía
con el corazón a ciento diez, y sonreímos,
y a mí volvieron las voces a preguntarme
qué era eso que había que ver
tan importante, si no creía en la Nada
y en el Existencialismo, yo, tan leído,
que qué pasaba con Beckett, entonces, que le dijera
a él lo que a Miguel un poco antes,
que volviera al redil. Y contesté:
qué coño. Y repetí: qué coño, señores,
de acuerdo que no hay Dios, pero qué importa
si tenemos esto otro: las montañas,
el camino hacia la playa (en ese punto
los dejé solos y hablé para Miguel),
y la brisa del mar y los pasteles de carne
y la voz de Keren Ann y a Miyazaki
y los libros de Žižek y los pechos de tu mamma,
cómo puedes pensar en perdértelo sin probar,
cómo puedes desertar sin hacerte tu lista
de placeres irrenunciables, contrastándolos todos,
sabiendo de qué hablas cuando hablas de amor.
Otra cosa no te doy, pero es suficiente,
y a cambio nada pido. O si acaso
que no te hagas concejal de Urbanismo
ni traficante de armas, que no le cuentes
a las madres de tus amigos
las palabras que te enseño en este poema,
lo mal que hablamos, tú y yo, cuando decimos la verdad,
los terribles insultos que lanzamos a los siervos de la
Nada.




Comentaris

digue'm ariadna ha dit…
... Moltes gràcies pel poema i el poeta (no el coneixia). MIGUELITO BATTLES THE PINK ROBOTS m'ha donat una sensació de vertigen i de força que realment m'ha impactat (una lleugeresa m'ha omplert en veure, en el bloc de Jose Daniel Espejo, la foto, com la sensació que es deu tenir en caure i trobar-te una xarxa que atura la caiguda), apunto la ressenya del llibre per llegir-lo...
Sif ha dit…
De res Ariadna. Efectivament és un poema amb molta força. La resta del llibre també és molt recomanable.
Josep Lluís Roig ha dit…
Records a tots i totes, des d'ací! I una abraçada
Laura Dalmau ha dit…
Una foto preciosa de Zadar!
Us desitjo què siguin unes Jornades força versejades!!!
I gràcies per donar-nos a conèixer el poeta José Daniel Espejo.
:O)
Anònim ha dit…
Moltes gràcies a tothom!